Por el P. Damián Bruyel
Misionero Comboniano
En este mes dedicado a las misiones quiero hacer memoria de algunas figuras misioneras que durante octubre la Iglesia celebra y son todo un ejemplo para nosotros, sin olvidar que el penúltimo domingo de este mes también hemos celebrado el Domingo Mundial de las misiones («Domund»), especial para no olvidarnos nunca de todas las misiones del mundo y de sus queridos misioneros, muchas veces olvidados de todos.
Día 1 de octubre: Santa Teresa del Niño Jesús
Providencialmente, el mes comienza con la vida de esta joven monja de clausura, carmelita descalza, que la Iglesia ha proclamado «patrona de las misiones». Santa Teresa vivió solo 24 años. En su entierro no hubo más de 30 personas en el cementerio de Lisieux. Y yo me pregunto, ¿a qué papa se le ocurrió nombrarla patrona de las misiones, si nunca salió del convento a predicar, ni siquiera para dar catecismo a los niños? Solo tenía 15 años cuando entró en el monasterio de Lisieux.
Todos conocemos la ardua «labor humanitaria» que los misioneros realizan por todo el mundo en defensa de los más desfavorecidos de la tierra. Menos conocida sea, tal vez, su dimensión «evangelizadora»; el misionero es ante todo un valiente testigo del Amor de Dios. Pero lo que nos cuesta entender es saber de dónde le viene al misionero tanto entusiasmo y valor en un mundo que le es normalmente adverso. Pues bien, esta fuerza le viene de su Señor, de esas largas horas vividas en el silencio místico a los pies del Sagrario y de la Cruz, de ese saber «estar con él» cada día. Santa Teresa del Niño Jesús es patrona de las misiones sin haber salido del convento, gracias a su sacrificio y oración por los misioneros. Y eso lo podemos hacer todos. Siempre y en todo lugar. A los pies de la Cruz y a los pies del Sagrario.
Día 4 de octubre: San Francisco de Asís
Había intentado ir a Túnez, pero su viaje fracasó debido a una tormenta; seis años después envió a Marruecos a cinco de sus «frailes menores» (hermanos). Los cinco nunca regresaron a Europa: fueron martirizados. Luego, como sabemos, se dirigió a Egipto para dialogar con el sultán islámico, convencido de que no era con las armas ni con la violencia como el mundo musulmán cambiaría… La orden del sultán era clara: matar todo cristiano que se adentrara en Egipto, pero Francisco entró y pudo llegar hasta la misma presencia del sultán y hablarle de Jesucristo; este quedó tan asombrado y conmovido, que dejó regresar sano y salvo al «pobrecillo» san Francisco.
San Francisco siempre transmitió a sus frailes el amor a las misiones, y fue el primer fundador de una Orden que introduce el interés por las misiones en la Regla de su Orden. Escribe: «Cualquier hermano que quiera ir entre mahometanos y otros infieles, vaya con la licencia de su ministro y siervo. Y el ministro deles la licencia y no se oponga, si los ve idóneos para ser enviados; pues tendrá que dar cuenta al Señor (ver Lucas 16,2), si en esto o en otras cosas procediera sin discernimiento. Y los hermanos que van, pueden conducirse espiritualmente entre ellos de dos modos. Un modo consiste en que no entablen litigios ni contiendas, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios (1 Pedro 2,13) y confiesen que son cristianos. El otro modo consiste en que, cuando vean que agrada al Señor, anuncien la palabra de Dios, para que crean en Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas, y en el Hijo, redentor y salvador, y para que se bauticen y hagan cristianos, porque el que no vuelva a nacer del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en el reino de Dios («Cp. VI de la Regia de san Francisco»).
Día 10 de octubre: San Daniel Comboni
Y como la «pluma» se me queda corta, escribiendo sobre este santo misionero, solo diré lo siguiente: que Daniel Comboni fue un extraordinario animador misionero. Su pasión por la misión africana era contagiosa. Algunos creían ver en él a un idealista, pero la verdad es que era solo un soñador. Su sueño consistía en implicar a toda la Iglesia Católica en la transformación de África. Para ello buscaba vocaciones incluso entre las Órdenes Religiosas, comprometiéndolas a la misma causa misionera.
Mantenía contacto con más de 200 conventos de clausura para pedir oraciones. Se relacionaba con grandes personalidades de la vida eclesiástica, política y social. Recorrió varios países de Europa. Escribió miles de cartas y dio origen a una revista misionera… De la enorme actividad que el santo misionero desarrolló nos queda clara una cosa: Daniel Comboni se sintió tan misionero surcando las arenas o las selvas de África, como recorriendo las grandes ciudades de Europa para buscar vocaciones y hacer animación misionera. Ese era san Daniel Comboni.
Día 19 de octubre: Los santos mártires jesuitas del Canadá
En la tierra que hoy pertenece a Canadá y los Estados Unidos, junto a los grandes lagos Michigan, Superior, Hurón, Ontario, Erie…, numerosos misioneros jesuitas franceses trabajaron en el siglo XVII con las tribus indígenas algonquinas de los Hurones e lroqueses, dos tribus tradicionalmente enemigas, que se odiaban a muerte. Muchos misioneros perdieron la vida brutalmente martirizados por los nativos.
Pero el martirio verdaderamente conmovedor fue el que padeció san Juan de Brébeuf. Fue apresado junto al lago Ontario por los Iroqueses, desnudado y apaleado; le cortaron las manos, le colocaron hierros al rojo vivo en su cuerpo desnudo. Luego le ciñeron un cinturón de cortezas de árbol con materias resinosas y le prendieron fuego. Le cortaron la nariz y le partieron los labios. Tres veces cubrieron su cuerpo con agua hirviendo, le echaron cenizas en las heridas y le cortaron por fin la carne a pedazos, hasta arrancarle el corazón para comerlo, y bebieron su sangre, para heredar, según ellos, el valor demostrado al morir. San Gabriel Laiemant fue compañero de martirio del P. Juan de Brébeuf, recibiendo prácticamente idénticas torturas; murió al día siguiente tras quince horas de horribles sufrimientos. Todos estos hechos están documentados en las actas de la beatificación y canonización de los santos mártires.
Otras figuras significativas
Estos no son los únicos misioneros que celebramos en el mes de octubre. Día 3, san Francisco de Borja. Amigo personal y consejero de Felipe II, convenció al emperador que permitiese enviar los primeros misioneros jesuitas a América (a la Florida), algo impensable antes, ya que el emperador miraba con cierto recelo a los Jesuitas, considerándolos medio protestantes por las innovaciones de la «Compañía de Jesús».
Día 9 de octubre, san Luis Beltrán, dominico español misionero en Colombia. El Día 12 de octubre de 1492 llegaba Cristóbal Colón a las Antillas, y con él y los misioneros que vendrían después al Nuevo Mundo, el Evangelio de Jesús —siglo misionero sin igual aquel siglo XVI en aquellas tierras—. Día 18, san Lucas, el evangelista de la Misión por excelencia, y del Espíritu Santo, única alma de los misioneros.
Día 22, papa san Juan Pablo II, quien realizó 104 viajes fuera de Italia, en los cuales visitó más de 129 países; entre los países a los cuales nunca pudo viajar figuran las grandes potencias China y Rusia. Este Papa con sus viajes demostró ser un hombre abierto, pues visitó países comunistas, musulmanes o cristianos con mayoría protestante u ortodoxa. Día 24, san Antonio María Claret, misionero y obispo en Cuba. Día 28, santos apóstoles Simón y Judas, que se los llevó el Espíritu Santo quién sabe a dónde a predicar el Evangelio y a morir mártires. Día 31 de octubre, san Alonso Rodríguez, un religioso jesuita español, que vivió humildemente como recepcionista en un colegio de Palma de Mallorca, donde convivió con san Pedro Claver tres años. San Alonso le había insistido a este para que se fuera de misionero a las Américas, y, en efecto, viajó a Colombia, donde trabajó incansablemente con los esclavos negros africanos que llegaban a Cartagena de Indias.