María Solano B. – Cartago
“Monseñor, en una celebración eucarística usted empezó recordando al santo del día, a saber, San Juan Nepomuceno, pero no nos dijo casi nada de él. ¿Por qué no nos informa? Además, es el santo de la Catedral de Alajuela, y es bueno que le conozcamos. Muchas gracias por su respuesta”.
Respuesta
Es verdad, ha sido el 16 de mayo, día en que la Iglesia católica hace memoria de este gran santo. Él nació en Nepomuk (Bohemia) a mediados del siglo XIV. Fue ordenado sacerdote y más tarde elegido como canónigo de la catedral de Praga, capital de la actual República Checa.
Wenceslao, era rey de Bohemia, territorio que corresponde más o menos a la actual República Checa. Él era un hombre violento, a quien el pueblo consideraba como un nuevo Nerón por su crueldad.
Juan Nepomuceno era el confesor y director espiritual de la Reina, esposa de Wenceslao. Se cuenta que algún envidioso susurró al oído del Rey, una infame sospecha acerca de la infidelidad de la Reina. Wenceslao quedó fatal víctima de injustificados celos, a pesar de la bondad y paciencia de su esposa y de la santidad de su confesor. Un día el Rey vio que la Reina se confesaba con el padre Juan y que luego iba a comulgar. Entonces Wenceslao mandó llamar al confesor diciéndole que sólo él podía disipar la duda que lo atormentaba, con tal que le comunicara lo que la Reina le había “confesado”. El padre Juan se sorprendió de la extraña y absurda pretensión del Rey, declarándole con absoluta firmeza que el secreto de confesión es inviolable y que nada podía revelar.
Pocas horas después, el padre Juan fue arrojado a la cárcel y sometido a terribles torturas para hacerle ceder. Parece que la Reina obtuvo su libertad y se preocupó de curar sus heridas.
Siempre según la tradición, se narra que él pudo volver a predicar en la catedral pero previendo que el Rey no hubiese renunciado a vengarse por resistir a su voluntad… Un día, cuando el padre Juan estaba volviendo del santuario nacional de Bunzel, Wenceslao le tiende una trampa: los verdugos lo esperan junto al puente sobre el río Moldaba que atraviesa Praga y lo arrojan al río. Era el 19 de abril de 1393.
Hay una placa en la catedral de Praga que reza así: “aquí yace Juan Nepomuceno, confesor de la Reina, ilustre por sus milagros, quien por haber guardado el sigilo sacramental fue cruelmente martirizado y arrojado desde el puente de Praga al río Moldaba, por orden de Wenceslao IV, el año 1393”.
Hay un hecho extraordinario: su lengua se conserva incorrupta.
Desde el día de su muerte, siempre san Juan Nepomuceno fue considerado patrono de los confesores, porque prefirió morir antes que revelar los secretos de la confesión.
Ahora bien, ¿cómo llegaría a difundirse la devoción a San Juan Nepomuceno en Costa Rica de tal modo que llegara a ser el copatrono de la diócesis de Alajuela, juntamente con Nuestra Señora del Pilar?
Unos amigos me han “asegurado” que viajaba de Italia a Costa Rica un “contramaestre”, de apellido Conte, que era un oficial de mar que dirigía a los marinos bajo la orden de un oficial de mayor rango. Este señor, aprovechaba de las estadías periódicas, entre viaje y viaje, para hacer conocer a San Juan Nepomuceno en Costa Rica. Su logro fue tan notable, que San Juan Nepomuceno fue propuesto y aceptado como segundo patrono de la diócesis de Alajuela.
San Nepomuceno es un santo que nos resulta lejano en el tiempo y la geografía, pero cercano por su heróica fidelidad a los compromisos de su sacerdocio.
Por Monseñor Vittorino Girardi mccj
Obispo Emérito, Tilarán-Liberia