En la Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en Barrio Cuba, Costa Rica, este domingo 23 de febrero, se celebró la Eucaristía para dar gracias a Dios en el cierre de un año festivo, por los 40 años de presencia del Instituto Misionero Comboniano en Costa Rica. Precisamente, tras la incursión de los misioneros en Costa Rica, estas cuatro décadas han permitido que la misión crezca hacia otras naciones de Centroamérica.
«Esto es un regalo, una gracia que el mismo Dios ha dado a la congregación de los combonianos y que han podido vivir a lo largo de estos 40 años en nuestro país», expresó Mons. Daniel Blanco Méndez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de San José, quien presidió la celebración.
De los misioneros, estuvieron presentes, el Pbro. Alfredo del Toro, cura párroco en Barrio Cuba; el Pbro. Henry Dunn, responsable de Animación Misionera y el Pbro. Romeo Barrios, formador en el Seminario Mártires de Uganda en Sagrada Familia, Costa Rica.
Mons. Daniel destacó, alrededor de las lecturas del día, «esa vivencia del amor (de los combonianos), esa vivencia de caminar la milla extra en las diferentes comunidades donde el Señor les ha permitido servir en la acción misionera, en la formación sacerdotal… Que el Señor les ayude para seguir viviendo muchos años más este servicio».
Misioneras combonianas, laicos y bienhechores, entre ellos, también se unieron a esta celebración.
A continuación la homilía completa.
Periodista/Gerardo Mora Pana
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