Prólogo: una decisión bienvenida
Decisión bienvenida: Una oficina para JPIC (Justicia y Paz e Integridad de la Creación) en la Curia de los MCCJ distinta de la de la evangelización. La apertura de semejante oficina en Roma y en las provincias contribuirá seguramente a la renovación de la actividad misionera de la Familia Comboniana; renovación que fue lo que se propuso el XVII Capítulo General precedido de una extensa consulta en todos los continentes. No todos los hermanos están de acuerdo en esto; muchos se muestran perplejos. Sacan a relucir la Regla de Vida 61.6: ‘El misionero debe ser consciente de que elecciones políticas son una prerrogativa de la gente local del país e incumbe en primer lugar a la Iglesia Local asumir la responsabilidad a la hora de denunciar cualquier opresión”. Un hermano bastante joven muy sensibilizado hacia los nuevos retos de la Misión nos dio la siguiente respuesta a esta cuestión: ¿qué JPIC se hace en tu zona y en tu parroquia (pastoralistas y nómadas, luchas fronterizas, racias de animales, conflictos étnicos, mutilación genital femenina y otros)? Respuesta: En nuestra zona hacemos promoción humana y no JPIC, eso es tarea de la Iglesia local. En esta búsqueda intentamos elaborar sobre el ministerio de JPIC como contribución de nuestro Carisma misionero y Comboniano respetando opiniones diferentes.
Parte I
Sugerencias históricas de cómo surgió JPIC
En la Iglesia
Desde el punto de vista de la Iglesia universal, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos ha existido desde 1622. Sin embargo la Comisión Pontificia de Justicia y Paz fue fundada tan solo después del Vaticano II por Pablo VI en 1967 siguiendo el mandato del Concilio expresado en la Gaudium et Spes no 90. Los objetivos eran: dar visibilidad, impacto, continuidad al empeño de la Iglesia en justicia y paz, integridad de la creación, y asegurar una sistemática y contextualizada expansión de la Doctrina Social de la Iglesia. La Comisión Pontificia fue elevada por Juan Pablo II a la categoría de: Consejo Pontificio de Justicia y Paz presidida por un Cardenal en 1988.
Entre las Órdenes y Congregaciones, los Jesuitas fueron los primeros en prestar atención estructural a asuntos de Justicia y Paz mucho antes del Vaticano II. Éstos abrieron una oficina para Apostolado Social hace más de 60 años en 1949 implementando un Decreto de su Capítulo General en 1946. Eso fue al acabar la segunda guerra mundial; temas sociales, tales como la relación entre capital y trabajo, empresarios y trabajadores eran muy calientes, bajo la fuerte influencia de ideologías inspiradas en el Marxismo. En aquellos días las masas de trabajadores iban deslizándose hacia el partido comunista. A la Iglesia se la tildaba de: sierva del capitalismo. El entonces Superior General P. Janssens decidió investir energías, personal, recursos financieros en el desarrollo de atención estructural a los temas de justicia y paz, abriendo los ‘Centra actionis socialis’, centros de análisis social y de acción, donde ciencia y fe se conjugasen. La percepción de problemas sociales sería analítica y científica, no basada en oídas dependiendo casi ciegamente en los periódicos o noticias televisadas del día, siempre teñidas de ideologías y connotaciones con el poder económico. Cada Centro tenía un periódico sobre asuntos sociales, tal como el ACTUALIZACIONES SOCIALES (AGGIORNAMENTI SOCIALI) en Milán (Italia). Semejante forma de actuar aún sigue vigente hoy. En África los jesuitas han abierto estos últimos 15 años, entre otras iniciativas: Hakimani por Justicia y Paz, Servicio Jesuita para los Refugiados para seguir migraciones internas e internacionales, en Nairobi (Kenia), el Centro Jesuita de reflexión Teológica, y Red Africana de Ayudas de los Jesuitas, en Lusaka (Zambia). Se debe notar que desde 1949 la formación para el apostolado de justicia y paz se introdujo como un nuevo capítulo en el Currículo sobre la Formación de todos los Jesuitas.
Tanto Congregaciones Religiosas y Misioneras, como muchas diócesis, empezaron a establecer oficinas para el desarrollo humano y justicia y paz en los años setenta y ochenta de 1900. Siguiendo así la acción de muchos fundadores que estuvieron muy metidos en acciones sociales. Empezaron a vislumbrar el Apostolado y el Ministerio Social como algo constitutivo del Carisma fundacional. Basta con navegar un poco en los sitios Web de distintas órdenes, congregaciones y diócesis. ¡Resulta sorprendente ver la cantidad de iniciativas que existen!
Hostilidad de los gobiernos locales
Unos pocos retazos nos pueden ayudar a entender los difíciles inicios de las Comisiones y Oficinas para Justicia y Paz. En 1981, en Nairobi, Mons. Raphael S. Ndingi Mwana’a Nzeki de Nakuru, invitado por un grupo de formadores y animadores vocacionales combonianos compartió su experiencia sobre las dificultades para conseguir que su comisión diocesana de Justicia y Paz funcionase. En aquellos días Mons. Ndingi era la punta de lanza en la lucha en favor de los derechos humanos bajo el régimen de Daniel Arap Moi. El Presidente no se opuso a que existieran oficinas de CARITAS y DESARROLLO HUMANO; es más, las apoyaba por completo; pero la de justicia y paz se le antojaba un reto a su estilo autocrático de gobernar conocido por la violación de los derechos humanos, asesinatos de rivales políticos, desaparición de gente, tortura y formas de tapar acciones ilegales. Aquella oficina era una clara amenaza a la política de la cultura de impunidad por parte del estado.
Ocurría lo mismo en Mozambique con Samora Machel y el régimen del FRELIMO en guerra con la RENAMO. Apreciaba mucho la presencia y ayuda ofrecida por CARITAS de la Iglesia Católica en todo el país. Pero cuando, el arzobispo Manuel Vieira Pinto de Nampula empezó a abrir una oficina para justicia y paz, el régimen reaccionó violentamente. ¿Cuál era la razón? El régimen temía se conservaran documentos detallados y fehacientes de la violencia, matanzas, asesinatos y otros crímenes cometidos por las dos partes, el FRELIMO y la RENAMO. Antes o después todo iba a ser escrito y la verdad revelada.
En la Sudáfrica del régimen del Apartheid, las oficinas de justicia y paz fueron asaltadas y vejadas casi constantemente por la policía; todos los documentos confiscados o quemados. Hermanos nuestros: tales como el P. Anton Maier arriesgaron sus vidas más de una vez. El apostolado de Justicia y Paz tiene una metodología que se basa en la búsqueda clara de documentación sin la que nada se puede poner en movimiento. Crímenes, asesinatos, devastación de reservas naturales y explotación del medio ambiente se perpetran bajo manga y de forma fraudulenta. Ponerlo al descubierto es difícil y arriesgado. Pecados sociales y estructuras pecaminosas obligan a contar con medios adecuados para detectarlas y enfrentarlas. Las Comisiones de Justicia y Paz fueron establecidas con la idea de echar luz en estructuras pecaminosas y formas de actuar generalmente escondidas; no se obtendrá una conversión y transformación social sin una búsqueda científica y penetración más allá de las versiones oficiales de los acontecimientos. La mayoría de la gente es muy vulnerable a la desinformación, amenazas y mordidas para que mantengan cerrada la boca. Una cultura de impunidad hacia los crímenes cometidos en los altos puestos es algo que se extiende a todo el mundo.
La hostilidad violenta de regímenes y gobiernos en contra de los ministros de JPIC se evidenció claramente en los numerosos asesinatos de agentes de pastoral de JPIC, especialmente en América Latina. El que porta la antorcha es Mons. Oscar Romero.
JPIC en el Instituto de los MCCJ
El tema necesitaría una seria búsqueda; lo que proponemos son tan solo algunas ideas. Empecemos por el Fundador y sigamos con otros acontecimientos significativos.
Comboni hizo muchísimo en el campo del DESARROLLO HUMANO: educación, sanidad, agricultura, importación de tecnología desde Europa, comunicación. En lo referente a justicia y paz sobresale el área de la esclavitud. Él experimentó que la acción por la justicia fue mucho más problemática que la acción en favor del desarrollo a la que nadie se oponía. Afrontando el problema de la esclavitud iba directamente contra los intereses del Imperio Otomano. Y aún así tenía que congraciarse la benevolencia de aquel imperio para conseguir documentos con los que poder quedarse y trabajar en Egipto y en África Central. Tuvo que cimbrearse en el filo de la navaja para no decir ni mucho ni poco. Entre sus misioneros existían opiniones contradictorias sobre cómo, por ejemplo, luchar contra la esclavitud. Comboni intervino una vez públicamente contra el P. Paolo Stanislao Carcereri quien había soliviantado mucho al Imperio Otomano. Sí. Justicia y Paz es conflictiva, ya que a menudo va encaminada a obtener cambios estructurales en lo social, económico y político. Los que están en el poder se resisten a ella, más que menos, hasta el final.
1958: ¡Una fecha que no debemos olvidar! Es el año en el que el P. Enrico Bartolucci, da un giro de 180º a Nigrizia, tomando una clara posición anticolonialista en vísperas de la independencia de muchos estados Africanos. Nigrizia y otras revistas Combonianas siempre han manifestado su apoyo a las campañas de JPIC, no sin pagar un precio: a veces creando tensiones con hermanos y la jerarquía local. Sin olvidar revanchas y amenazas por parte de políticos poderosos y regímenes.
1975: los Documentos Capitulares de 1975 son el primer documento oficial de los MCCJ donde los problemas relativos a JPIC aparecen de manera clara. En la sección sobre Evangelización y Desarrollo Humano se encuentra una referencia explícita al Sínodo de los Obispos sobre Justicia en el Mundo de 1971.
1979: La exhortación apostólica de Pablo VI Evangelii Nuntiandi (no. 30 – 38 sobre evangelización – desarrollo humano – liberación) afectó muchísimo a la Regla de Vida: 61 sobre retos del Desarrollo Humano y JPIC.
1985 En los Documentos Capitulares, justicia y paz aparece muy claramente en diferentes niveles continentales bajo los títulos: valores del reino y los pecados contra el reino. En aquellos años los MCCJ fundaron (1987) junto con otras congregaciones misioneras y religiosas la Oficina de AEJPN (Red de Justicia y Paz en África y Europa) en Bruselas para abogar ante el parlamento Europeo en favor de la configuración de políticas Europeas a favor de África. En los Estados Unidos se tomó una iniciativa algo semejante en 1983 fundando la AFJN (Red de Fe y Justicia en África)
1993: el P. Anton Maier (1939 – 2005) que había experimentado los retos de JPIC en la Sudáfrica del apartheid (1987 – 1992), y anteriormente en la Archidiócesis de Bamberg a nivel diocesano en el Departamento para el Desarrollo y la Paz, abrió una Oficina para JPIC en la Provincia de Norte América y llegó a ser miembro de la Comisión de Fe y Justicia para África en Washington DC; es más, fue el representante de la organización ante Naciones Unidas en Nueva York.
1994: La Fundación por parte de los MCCJ del Instituto de Ministerios Sociales en Misión (ISMM) en Nairobi en el Colegio Tangaza/CUEA para la formación/instrucción ministerial en el Apostolado Social de hermanos, hermanas y laicos.
1997: la asociación de Generales masculinos y femeninos de Roma, a la que pertenecen los Combonianos, publica el Manual para Promotores de Justicia y Paz e Integridad de la Creación.
2000: Carta de los tres Institutos Combonianos sobre: JUSTICIA Y PAZ E INTEGRIDAD DE LA CREACIÓN (Enero de 2001, con ocasión del Jubileo del año 2000), para la cancelación de la Deuda de las naciones jóvenes.
2002: en 2002 el P. Anton Maier es nombrado coordinador de JPIC en colaboración con SEDOS. (cfr. Boletín MCCJ In Memoriam, no. 228, Octubre 2005)
2009: en los Documentos Capitulares se incluye una sección completa sobre JPIC (66) junto a algunos artículos esparcidos por todo el documento; entre las prioridades la de JPIC queda la no. 5.