Los llamados a la misión

IV Lección de Aula Misionera

Queda claro que la misión es la tarea principal de la Iglesia; para ello ha sido instituida por Jesús y dotada del poder del Espíritu Santo. Cabe preguntarse: ¿el deber de evangelizar incumbe también a cada integrante de la Iglesia, a cada cristiano?

El mandato misionero es para todos y para ir a todo el mundo.

Conviene ahondar en el tema y precisar a quiénes les corresponde llevarla adelante en la historia, a través de los siglos. Sabemos que el protagonista de la misión es el Espíritu Santo, como aparece claramente en el texto de San Juan:

“Cristo envía a los suyos al mundo, al igual que el Padre lo ha enviado a Él y por esto les da el Espíritu. San Lucas rela­ciona estrictamente el testimonio, que los Apóstoles deberán dar de Cristo, con la acción del Espíritu Santo, que les hará capaces de llevar a cabo el mandato recibido” (RM 22).

“Las diversas formas del “mandato misionero” tie­nen puntos comunes y también acentuaciones propias. Dos elementos, sin embargo, se hallan en todas las versiones”: La dimensión universal de la tarea confiada a los    Após­toles: “a todas las gentes (Mt 28,19); ‘por todo el mundo… a todas las naciones (Mc 16, 15); a todas las naciones (Hch 1,8) y la certeza, dada por el Señor, de que, en esa tarea, ellos no estarán solos, sino que recibirán la fuerza y los medios para desarrollar su misión. En esto está la presencia y el poder del Espíritu y la asistencia de Jesús: Ellos salieron a predicar por todas partes, colaboran­do el Señor con ellos” (Mc 16,20) (RM23).

1. El Espíritu guía a la Iglesia

La Misión de la Iglesia, al igual que la de Jesús -puntualiza el Papa Juan Pablo II- es obra de Dios, o como dice a menudo Lucas, obra del Espíritu … Cuando los evangelizadores salen de Jerusalén, el Espíritu asume aún más la función de guía, tanto en la elección de las personas como de los caminos de la misión. (RM24)

Conviene al respecto tener en cuenta lo que el libro de los Hechos relata acerca de la vocación de Pablo y de Ber­nabé: “En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros. Eran Bernabé, Simón, al que también llamaban el Negro, Lucio de Cirene, Manajem, que se había criado junto a Herodes, el que gobernó en Galilea, y Saulo. Un día, mientras estaban celebrando el culto del Se­ñor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: “sepárenme a Bernabé y a Saulo, para el trabajo al cual los he llamado”. Entonces, después de orar y ayunar, les impusieron las manos y los despidieron”. (Hch, 13,1-3)

Una de las características de nuestro Dios es hacer cosas grandes con mucha sencillez. La Iglesia de Antioquía evi­dencia, en lo referente al universalismo cristiano, lo que no resultaba claro, visible, en la Iglesia de Jerusalén. La comu­nidad de Antioquía está integrada por convertidos del judaísmo y del paganismo, están los enviados de los apóstoles y los laicos comprometidos en la formación de la comu­nidad. Bernabé y Saulo por el espacio de un año se han dedicado a fundamentar la convivencia fraterna, sobre la roca firme de la Palabra de Dios.

La comunidad cristiana los necesitaba todavía, según el punto de vista del razonamiento humano. El Espíritu Santo pide que los dejen libres para la misión entre los paganos. Los responsables de la comunidad no cuestionan el llamado de Dios, oran por ellos, les imponen las manos y los envían a cumplir la misión.

Este texto es maravilloso y de suma importancia. La co­munidad de Antioquía se presenta como la Iglesia de Jesús, dócil al Espíritu, abierta a todos y misionera, desde su na­cimiento. No espera que el grupo de los hermanos se con­solide, sino que, desde el principio se manifiesta dispuesta a enviar misioneros a otras partes. Esta es la Iglesia de Je­sús: una iglesia en camino, que crece hacia adentro y hacia fuera, que se consolida en la medida en que se proyecta y se lanza hacia los otros pueblos. Nuestras Iglesias, por vocación deben ser así. Lo mucho que nos falta no debe impedimos compartir lo que tenemos.

Viene al caso recordar lo que afirma el Papa Juan Pablo II en su encíclica misionera: “La fe se fortalece dándola” (RM2). Bonita expresión que pone en evidencia una gran verdad. Para que el agua se mantenga limpia es pre­ciso que corra; si se estanca se pudre. Lo mismo le pasa a la fe.

2. No hay misión sin misioneros

Los primeros agentes de la misión universal son los Doce Apóstoles. Forman el “colegio apostólico”, cuyos integrantes han sido escogidos y dotados por Jesús de poderes espe­ciales de la predicación, la santificación de los fieles y la guía de la comunidad eclesial. Por encima de todos se distingue Pedro, que abre los horizontes de la misión uni­versal, en la que posteriormente destacará Pablo, quien por voluntad divina fue llamado y enviado a las gentes (Cf RM 61).

El Señor envió a los apóstoles de 2 en 2.

En la expansión misionera de los orígenes, junto a los Apóstoles, encontramos a otras personas y grupos, que comparten y perpetúan la obra de los apóstoles.

Lo que se hizo al principio de la expansión evangéli­ca sigue siendo válido y normativo también en la actuali­dad. Lo de la Iglesia de Antioquia, que se abrió desde el principio a la misión universal, es lo propio de cada Iglesia particular. Toda la Iglesia y cada Iglesia es enviada a “las gentes”. Las Iglesias jóvenes no han de esperar a que se consoliden para enviar a sus misioneros, sino que “deben participar cuanto antes, y de hecho, en la misión universal de la Iglesia, enviando también ellas misioneros a predicar por todas partes del mundo el Evangelio, aunque sufran escasez de clero” (Cf RM 62).

3. El Colegio de los obispos y cada obispo

El Concilio Vaticano II afirma que “la tarea de anunciar el evangelio en todo el mundo corresponde al Cuerpo de los Pastores, ya que a todos ellos, en común, dio Cristo el man­dato” (LG 23). Afirma también que “los obispos han sido consagrados, no sólo para atender una Iglesia particular, sino para la salvación de todo el mundo” (AD Gentes 38).

“El Sínodo de los obispos, entre los asuntos de im­portancia general, ha de considerar especialmente la ac­tividad misionera, ya que ésta es deber supremo y santí­simo de la Iglesia” (Cf AD Gentes 29).

Amplio es el deber misionero de cada obispo. Su activi­dad apostólica no debe limitarse a los convertidos, sino que debe extenderse a los no cristianos.

4. Misioneros e Institutos Ad Gentes

Entre los agentes de la pastoral misionera, ocupan el pri­mer lugar los misioneros y las instituciones nacidas, bajo la moción del Espíritu, para perpetuar la predicación evangé­lica en el mundo no cristiano. Para ello es necesario tener presente lo que afirma el Concilio Vaticano II:  “Aunque a todo discípulo de Cristo incumbe la tarea de propagar la fe, según su condición, Cristo Señor, de entre los discípulos, llama siempre a los que quiere, para que lo acompañen y para enviarlos a predicar a las gentes. Por lo cual, por medio del Espíritu Santo, que distribuye los carismas según quiere para común utilidad, inspira la voca­ción misionera en el corazón de cada uno y suscita al mismo tiempo en la Iglesia distintos Institutos, que asuman como misión propia el deber de la evangelización, que pertenece a toda la Iglesia” (AD Gentes 23).

Se trata de una vocación especial, cuya característica es el compromiso total y de por vida, al servicio de la evangelización. Los institutos misioneros han nacido, al soplo del Espíritu, para formar a los misioneros y dar cauce a sus aspiraciones de donarse para la propagación del evangelio.

5. Sacerdotes y religiosos/as para a misión

En la encíclica “Fidei Donum”, el Papa Pío XII alentó a los obispos a ofrecer algunos de sus sacerdotes, para un servicio temporal a las Iglesias de África. Dicha expe­riencia ha resultado válida y debería sostenerse, incre­mentarse y extenderse. “El don espiritual recibido en la ordenación prepara a los sacerdotes, no a una misión restringida y limitada, sino a la misión universal y amplí­sima de la salvación, hasta los confines de la tierra” (PO 10).

Los religiosos, por su misma consagración, se de­dican al servicio de la Iglesia… están involucrados en la tarea misional, según el modo propio de su Instituto. La his­toria da testimonio de la gran obra realizada por ellos, para la propagación de la fe y la formación de nuevas Iglesias.

La pasión misionera de San Daniel Comboni debe ser ejemplo para todos nosotros.

6. Los Laicos y Laicas son misioneros por el bautismo

Los pontífices de la época más reciente han subra­yado la importancia de los laicos y laicas en la actividad misionera, en fuerza de su bautismo, que los une a Cristo y los injerta en la Iglesia “La misión – han repetido – es de todo el pueblo de Dios, Aunque la fundación de una nue­va Iglesia requiere la Eucaristía y, consiguientemente, el ministerio sacerdotal, sin embargo, la misión, que se de­sarrolla de diversas formas, es tarea de todos los fieles”.

Los sectores de presencia y de acción de los laicos son muy amplios. “El campo propio… es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía” (EN 70).

Entre los laicos hay que destacar a los “Catequistas”. Ocupan la primera línea en el campo del Señor. A ellos, a su fidelidad y entrega, se debe el avance de la Iglesia misionera en el mundo. “Sin ello no se habrían edificado Iglesias hoy día florecientes” (Catequesis Tradendae 66).

Antes de reflexionar y contestar algunas preguntas, animémonos con el testimonio de grandes misioneros que dan su vida por llevar el Evangelio. Les compartimos sobre la vida del Padre Ezequiel Ramin, misionero comboniano.

Cuestionario para profundizar

1. ¿De qué se deduce que el Espíritu Santo es el “protagonista” de la Misión?

2. En la Iglesia de Antioquia ¿Quién señala a Bernabé y Saulo para la misión?

3. Indica tres categorías de personas, involucradas en la misión.

4. ¿Con base en qué los laicos/as están involucrados en la misión?

5. ¿Cuál es el campo o la actividad específica de los laicos/as en la misión?

Puedes compartir tus inquietudes directamente con el Padre Piu, al correo electrónico: juanmapiu52@hotmail.com
También puede escribirnos a nuestro correo: info@combonipca.org
Háganos saber sus comentarios en nuestras redes sociales de la Provincia.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *